Malatesta: pizzas y birras en la Txantrea

Malatesta

La Txantrea, conocida por ser uno de los barrios más populares de Pamplona, lleva tiempo siendo también un barrio reconocido por su buen hacer gastronómico. Prueba de ello son su Semana del Pintxo, que ya ha celebrado su 22ª edición y que siempre ofrece creaciones de gran nivel, o alguno de los descubrimientos que ya hemos realizado en sus calles: el bar Avenida, con su irresistible menú degustación por solo 30 euros o su famosa hamburguesa sorpresa, o The Cookie Life, con sus increíbles cookies y cinnamon rolls. Pero hoy venimos a hablaros de un local que ofrece otra cosa diferente, tanto en el barrio como en el resto de la ciudad: Malatesta

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Este local combina dos de las cosas que más disfrutamos de la vida: pizza y cerveza. Pero no les vale cualquier opción. En esta pizzería todo tiene un toque personal, diferente y con estilo propio. Y eso se nota nada más entrar, tras cruzar una puerta que te da paso a un sitio con identidad. El local es acogedor, con una decoración que mezcla lo alternativo con lo cálido, en un equilibrio que invita tanto a quedarse como a volver.

La barra, con varios cañeros de cerveza artesanal, es toda una declaración de intenciones. Las cervezas pertenecen a una cooperativa de la que el propio local forma parte, y ofrecen opciones para todos los gustos: lager, IPA, tostada, de trigo… Una carta de birras tan diversa como perfecta para maridar con sus pizzas por porciones o con sus opciones de picoteo.

Invitados por la gerencia del local, que son encantadores y que provienen de Italia, empezamos la cena con una pequeña muestra de sus entrantes, que nos sirvieron en raciones pequeñas para que los pudiésemos probar sin reventar. Nuestro primer bocado fueron unas croquetas de mozzarella y arroz, con una textura cremosa y el queso fundente.

Seguimos con unos fingers de pollo jugosos, acompañados de una salsa barbacoa casera y de una de mostaza y miel que eran tan ricas como adictivas. Y como plato que mezcla creatividad con sabor, llegaron sus “nachos” de masa de pizza. Sí, has leído bien: en lugar de totopos, utilizan pequeños trozos crujientes de su propia masa como base, y encima, todo lo que tienen unos buenos nachos: queso, frijoles, carne picada y guacamole, proporcionando bocados crujientes, divertidos y muy diferentes.

Entonces llegó el momento de las pizzas. Como hemos comentado, en Malatesta las ofrecen por raciones, un tamaño ideal perfecto para probar varias de sus creaciones, todas ellas con un enfoque muy personal. Además, cada mes suman a su carta nuevas propuestas “invitadas”, lo que hace que siempre haya algo nuevo que probar. Entre estas ediciones limitadas, probamos una de anchoa encurtida, tomate cherry y stracciatella sobre masa de pimentón dulce, que fue una buena sorpresa, al combinar perfectamente el ácido de la anchoa, el toque ahumado de la masa y la cremosidad del queso stracciatella.

Otra de sus opciones fuera de carta fue un tipo de “bocadillo-pizza” relleno de pastrami casero, rúcula y mayonesa de chucrut, un guiño a la comida callejera neoyorquina que nos pareció absolutamente diferente y muy buena.

Después pasamos a probar dos de las pizzas fijas de su carta, que no defraudaron en absoluto. La primera, una de salchicha fresca con scamorza ahumada y aceite de trufa: potente, sabrosa y con ese toque gourmet de la trufa que todavía resuena en nuestra nariz.

La siguiente fue una creación especialmente recomendable para los amantes del queso: una seis quesos con mozzarella, gorgonzola, brie, scamorza, stracciatella y parmesano, en el que cada bocado cremoso acababa con ese sutil y delicioso retrogusto a gorgonzola. Y a pesar de que, como veis por las imágenes, la cena fue un auténtico festín, el trabajo previo con las masas –que fermentan durante 48 horas– hace que sus pizzas resulten ligeras y digestivas, lo que dejó espacio para un postre.

Fue entonces cuando decidimos probar el más original entre las propuestas de la carta de Malatesta: el birramisú. Un tiramisú hecho con cerveza negra, cacao y lúpulo, servido en una pequeña jarra de cerveza. Ya solo con leer los ingredientes sabes que es algo especial, pero en boca es un postre que supera cualquier expectativa. Es cremoso, intenso, dulce pero con un punto amargo que lo hace único y que no nos dejó otra opción que apurar hasta la última cucharada, poniendo punto final a una propuesta original y accesible difícil de encontrar en otro punto de la ciudad.

Carta Malatesta

Carta Malatesta

Vídeo Malatesta

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Comida

9

Local

9

Servicio

9

Precio

7

Malatesta

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