Esta semana tapamos huecos de nuestro mapa, ofreciéndoos un nuevo asador en la zona norte de la Comarca. Se trata del Zelaia, un establecimiento que apenas lleva dos años abierto, pero que desde el principio nos embaucó con el cuidado y el mimo con el que trata su materia prima, de excelente calidad. Además, cuenta con una gran variedad de menús, todos ellos con su buen hacer por encima de su precio, teniendo estos en 13,50 euros el menú del día, y los 18 y 25 euros en los dos de fin de semana.
En cuanto al local, la entrada nos sorprende con una parrilla abierta, desde donde se aprecia como uno de los representantes del Campeonato Nacional de Parrillas prepara las brasas que darán ese sabor especial a nuestros platos. En cuanto a los dos comedores, de aspecto clásico pero moderno y decorados con cuadros naturalistas donde reina el pueblo viejo de Ansoain a las faldas de monte Ezkaba, crean un agradable ambiente para comenzar una experiencia gastronómica.
En nuestro caso probamos el menú fin de semana de 25 euros, que comienza con un aperitivo que va cambiando según la semana. A nosotros nos tocaron unas sedosas croquetas de txipirón en su tinta, con un potente sabor marino que se contrarrestaba con una rica salsa de piquillo. Al pasar a los entrantes propiamente dichos, de la ensalada de gulas y gambas destacó el detalle de servir estas últimas con el cuerpo ya pelado y el aliño de la vinagreta de pimientos, además de la generosa cantidad. Después, un meloso risotto al parmesano con virutas de jamón, una gran combinación muy resaltada por la calidad de los hongos con los que estaba elaborado.
Tras ese generoso comienzo con el que los estómagos ya se mostraban felices, llegaron los segundos, donde todavía fue más palpable ese alto escalón de la materia prima que se maneja en el Zelaia. Una lubina entera a la brasa al estilo Orio, carnosa y jugosa, acompañada de forma justa y necesaria para respetar el espectacular producto. En el caso de la chuleta, poco que decir. Lo que hay que hacer es probarla. En el punto, rojo pero sin sangrar, que se deshacía en boca incluso en los puntos en los que estaba más hecha, y acompañada por un plato con patatas y piquillos que se agradecía para degustar. Sin fotografía de ellos, pero también muy recomendable, es el bacalao confitado con pisto, también de un nivel extraordinario.
En lo referente a los postres, sin duda nuestro preferido es la carrot cake, un bizcocho que no está disponible en todos los restaurantes ya que en algunos se aprovechan de la moda en la que se encuentra actualmente y lo ponen a precios excesivos y que en este local sirven con una cobertura de chocolate blanco y la buttercream aparte, lo que le hace menos empalagosa pero igualmente deliciosa. También existen otros postres pensados para todos los gustos: los amantes del chocolate tienen un gran brownie; los que quieran bajar la comida, sorbete de mojito; para los más caseros, goxua; y para los aventureros cremoso de yogur y mango, entre otros. Diferentes sabores, pero todos ellos en la línea del resto de platos del menú: elaborados a partir de una excelente materia prima tratada con cuidado y mimo.
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