Esta semana nos adentramos en uno de los restaurantes más apreciados de la ciudad, El Merca’o, conocido por su deliciosa oferta gastronómica, donde destaca tanto el lounge bar como el restaurante; además de por su particular decoración, estando la sala rodeada por una elegante cristalera de botellas de sidra.
En nuestro caso escogimos el menú fin de semana, de 36 euros, que cuenta con media docena de opciones en entrantes , segundos platos y postres, todos ellos venidos desde diferentes lugares del mundo. Y es que para entrar por su elegante hall hay que estar preparado para dar la vuelta al mundo, pero reduciendo el tiempo de la novela de Julio Verne de 80 días a 80 minutos.
La velada comenzó con un pequeño vaso de suave crema de calabaza como aperitivo. Tras él, el siempre atento y amable servicio nos ofreció compartir los entrantes, un risotto de setas y parmesano y unos yakisobas salteados al wok con verduritas, calamar y langostinos. Ambas resultaron ser dos grandes elecciones, de potentes sabores y cuidadas al máximo detalle. En el caso del arroz, con el parmesano recién rallado y en el caso del plato japonés con el detalle a menudo olvidado de servir los langostinos sin intestino. En conjunto, dos auténticos platazos llenos de sabores muy diferentes entre sí.
Como segundos platos nuestra elección fue un pollo tikka masala y un entrecot. El primero resultó ser la perla de la noche. Jugoso, con una deliciosa salsa y servido con arroz y pan de pita, este plato tradicional indio nos trasladó al mismo corazón de cualquier ciudad del subcontinente. Menos brillante resultó ser la elección más local y, a priori, más sencilla. Servida en una especie de pirámide que ayudó a que se enfriase más de lo debido y con unos duros pimientos, no estuvo al nivel de sus compañeros de menú.
En lo respectivo a los postres, nada del otro mundo. El cremoso de brioche con brownie troceado, galleta y frutos rojos donde el cremoso empalagaba demasiado. Y el segundo, helado de mojito sobre una tarta de limón, ligero y sabroso en conjunto pero que tampoco nos gustó demasiado. Con este final, el viaje no terminó tan bien como empezó. Pero no por ello dejó de ser divertido y altamente recomendable.
Nueva visita a El Merca'o
En esta segunda visita cercioramos nuestra casi perfecta valoración, disfrutando cada uno de los platos que pedimos. El arroz a banda, perfecto de punto y acompañado con su delicado alioli de finas hierbas, es un ‘must’. Las carnes, tanto de la carrillera como de la cochinita pibil estaban sedosas y se deshacían en boca en una explosión de sabor bien contrastada con la patata de la carrillera y la cebolla roja encurtida de los tacos. La calidad de las materias primas también estuvo presente en el sashimi de atún, de una calidad excepcional.
En otro nivel superior, aunque parece casi imposible, se encuentran los postres. El mejor fue sin duda una golosa tarta de queso hecha con dulce de leche, que no empalaga y te da la impresión de que puedes terminar con una tarta entera, algo complicado de lograr con una cobertura tan dulce. Medio escalón por debajo, la torrija y el brownie, que si bien son notables quedan eclipsados por el postre estrella.
0 comentarios en «El Merca’o: la vuelta al mundo en 80 minutos»Añade el tuyo →