Estafeta es una de las vías más conocidas mundialmente. Ser el tramo más largo del encierro de Pamplona dota de gran fama a una calle cuyas imágenes del 7 al 14 de julio dan la vuelta por cientos de países. Pero como no solo de San Fermín vive nuestra ciudad, estos 250 metros adoquinados están flanqueados por ambos lados por restaurantes con diversas ofertas. Uno de ellos es El Mexicano, que hace ya alrededor de un año cambió su anterior ubicación en la Plaza del Castillo por un coqueto local en mitad de esta afamada vía, desde donde intenta teletransportar a los clientes al mismo país azteca a través de una bonita decoración y una variada carta que se podría encontrar en cualquier establecimiento de la Ciudad de México.
Como no podía ser de otra manera, elegimos varias cosas para picar. Después de salivar delante de esa hoja uno no se podía decantar por una sola cosa. Una ensalada de guacamole con nachos, una quesadilla, unos tacos… y para terminar, un bizcocho borracho con dulce de leche y canela, sugerencia de la casa y una obligación para los más golosos. Todo de una calidad suprema, elaborado de forma casera y maridado con auténtica cerveza mexicana.
Además de la comida, cabe destacar de este lugar la atención, que siempre es un plus sobre todo en este tipo de preparaciones desconocidas, y más con la fama del picante mexicano. Su escala para soportarlo es mucho más alta que la nuestra, pero la ayuda del servicio nos hizo no equivocarnos en nuestras elecciones. Además de que, en el caso de los tacos, las salsas se sirven de forma separada (y son perfectamente explicadas por el camarero), lo que evita ese miedo a salir con la lengua dormida. Vayan, dejénse recomendar, viajen y disfruten.
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Es la segunda vez q como aqui, la comida muy buena pero lo mejor el servicio