Pamplona Gastronómica vuelve en una nueva temporada en la que esperamos que no tengamos parones, ni debido a las restricciones en la hostelería ni por circunstancias propias, tal y como ha venido sucediendo en los últimos meses. Y para este regreso queremos recordar nuestra visita al restaurante Hamabi, situado en el edificio del Mercado de Santo Domingo y dentro de los locales de la sala Zentral. En él, desde hace apenas un año se ofrece una comida familiar, de casa y con la vista puesta en los ingredientes de la gastronomía navarra, una propuesta en la que miran a la tradición con la perspectiva del siglo XXI y con un servicio que te hace sentir en un auténtico restaurante de lujo.
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Crónica Hamabi
En nuestro caso, escogimos el extinto menú Liturgia, del cual algunos platos todavía se conservan en el ‘Comida de familia’ que se sirve los mediodías de miércoles a domingo y los viernes y sábados por la noche.Desde nuestra visita han cambiado algunos platos en el afán de la cocina de buscar siempre ofrecer algo nuevo a sus clientes, pero vemos que muchos se ha mantenido, por lo que mostramos todos por si algún casual vuelven a carta e incidiremos más en los que se mantienen.
En nuestro caso, comenzamos nuestra comida con un plato de jamón Maskarada fuera de carta. Esta empresa, ubicada en Lekunberri, utiliza los cerdos Euskal-Txerri para sus productos, un animal histórico que se ha salvado de la extinción gracias al trabajo de José Ignacio Jáuregui. Su labor no puede ser más agradecida por nuestra parte, y es que su suavidad y textura lo hacen delicioso. Además, estuvo bien acompañado por un buen pan de leña y tomates cortados.
Tras abrir la boca, degustamos el aperitivo habitual de restaurante Hamabi, su esferificación de oliva gordal. La explosión de sabor a aceituna es increíble, y quedamos encantados de su sorpresa. Como entrantes le siguieron una gilda Lina Morgan, con guindilla y un salmón de una calidad excepcional; unas ricas empanadillas de codorniz, y unas sorprendentes alcachofas a la brasa con huevo y papada de Maskarada.
En cuanto a los principales, elegimos el festival de la vaca, disponible también en el menú ‘Comida de familia’ actual. Esta opción se compone de un steak tartar muy completo y bien preparado, con pan, cebolleta, pepinillo, huevo de codorniz y tabasco. Además, para los más atrevidos, sirve también un particular tuétano a la brasa, que complementa perfectamente a la picada fina de ternera.
Como colofón, este festival lo termina un lomo alto de vaca ya cortado de una gran calidad, complementado con su ración de ensalada verde y patatas fritas. Toda la comida recogida en las fotos de la galería es para cuatro personas, por lo que si pensáis ir a Hamabi para hincharos a comer de un solo plato, este restaurante no es para vosotros. Sin embargo, es un lugar donde disfrutar de compartir comida entre amigos, familia (pequeña, porque el local no es muy grande) o parejas, para deleitarse con raciones donde el producto sobresale gracias a las mimadas elaboraciones de la cocina.
Sin embargo, a pesar de disfrutar durante todo el servicio no quedamos muy contentos con los postres, lo que siempre deja un mal sabor de boca. No obstante, uno de los aspectos donde sobresale el servicio de este local es el detalle de servir, junto con el café, productos tradicionales en Pamplona como pastas de Layana o garroticos de Beatriz. En nuestro caso, al ser fechas navideñas, la oferta fueron bombones locales. El gesto es todavía más gratificante si quieres continuar la comida o cena con una copa, ya que si hablas con el fantástico servicio, preguntan si hay una mesa disponible en la sala Zentral. Comida casera en un restaurante elegante que finaliza en una discoteca. Eso es Hamabi. Todo un lujo, y en pleno centro de Pamplona.
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