Pamplona Gastronómica regresa después de las Navidades visitando La Mar Salada, uno de los restaurantes de cocina tradicional de la ciudad que se ha ido forjando una buena reputación desde que abriese sus puertas allá por 2008. Este respeto se ha fraguado debido especialmente a su variada y deliciosa carta de arroces, una oferta que han sabido complementar con otros platos tanto de pescado como de carne que lo hacen un lugar apto para todos los gustos.
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Crónica La Mar Salada
Ubicado en el centro de Pamplona, este restaurante cuenta con una amplia sala para 120 comensales, además de una zona de bar y una terraza para disfrutar de sus preparaciones de una forma más informal. Sin embargo, a nosotros nos encanta su comedor, el cual nos parece uno de los más elegantes junto con el de El Merca’o en cuanto a lugares de precio medio se refiere.
Aunque cuenta con buenos menús tanto del día como de fin de semana y algunos especiales como el de Navidad, sin duda la mejor disfrutar de disfrutar de La Mar Salada es bucear entre su carta, en la que incluyen aperitivos para picar, arroces, platos tanto de dentro como de fuera del mar y postres. En nuestra visita, de cuatro personas, decidimos compartir dos tortillitas de camarones y un tartar de atún rojo como entrantes, además del pan con alioli y aceitunas, que a pesar de que ya te espera en la mesa al sentarte en ella entra en la cuenta al precio de 1 euro por persona. Después, nos decantamos por un arroz seco y de carne, eligiendo el de pluma ibérica y setas al curry; y uno caldoso y de pescado, escogiendo el «del señorito», con bogavante, cigalas y gambas peladas.
Tanto la tortillita como el tartar, e incluso el pan, fueron un vicio para disfrutar antes de la llegada de sendas paelleras y ollas de arroz. La que primero pudimos disfrutar es el plato de carne, con un potente pero equilibrado sabor entre productos de fuerte carácter como la pluma ibérica, las setas y el curry. La misma fuerza, pero en este caso con pescado, tenía el plato caldoso, que además contaba con la ventaja de que el marisco venía pelado y listo para comer. Además del buen gusto de ambas preparaciones, sin duda sostenidas por un gran producto e intensos caldos, cabe destacar el increíble tamaño de las raciones, ya que en una elección que a priori es para dos personas se sirven al menos cuatro contundentes platos.
Después de tan abundante festín, quisimos terminar con un regusto dulce. Para ello, elegimos tres postres muy dulces, como lo fueron una torrija de brioche caramelizada con helado de galleta María,un coulant con helado de coco y una sopa fría de chocolate blanco con arroz inflado de chocolate y fresas. Aunque los dos primeros eran notables, sin duda nuestro carácter goloso disfrutó más con aquella mezcla de chocolate fundido, fruta y cereales. Ese salivante final nos recordó que, aunque en La Mar Salada el arroz es la atracción, su prestigio también se ha formado gracias a una buena y complementaria oferta que lo rodea.
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